La paz y la tranquilidad de Daniel
se vieron en seguida turbadas por
los ataques de los enemigos. Y, en
concreto, estos ataques provenían de
motivos religiosos. No soportaban
verlo hacer oración a Dios tres
veces al día, en la azotea de su
casa.
Fueron entonces al rey a rogarle que
lo expulsara o lo enviase al foso de
los leones hambrientos. No sabían
sus enemigos que Dios es
todopoderoso. El milagro de verlo en
medio de los leones y de que ninguno
le tocase, hizo recapacitar al rey
acerca de la religión de Daniel.
Como resultado, se convirtió al
verdadero Dios. |