En
cuanto al matrimonio perfeccionó el ritual de
celebración del mismo, y dispuso que en cualquier
caso debía celebrarse siempre solemnemente y ante la
asamblea de los fieles, siendo preceptiva la
asistencia del sacerdote y su bendición. A lo largo
de los nueve años y tres meses que duró su
pontificado, fue muy importante su actividad
pastoral y organizativa, sobre todo si tenemos en
cuenta que le tocó dirigir la Iglesia (y
precisamente en Roma, en el corazón y el alma del
Imperio) cuando más arreció la persecución de
Trajano. Ordenó diecisiete presbíteros, dos diáconos
y quince obispos, prefiriendo para estas
celebraciones el mes de diciembre. |