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San
Urbano V, Papa |
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No subió
sólo metafóricamente sobre la "barca". Cinco años
después de su elevación al solio pontificio, y
precisamente el 30 de abril de 1367, se embarcaba
con toda la Curia en una verdadera flota de galeras,
y se dirigía a Roma. Después de una escala en Génova
y otra en Viterbo, el Papa podía finalmente volver a
poner pie en la Ciudad Eterna, el 16 de septiembre
del mismo año, en donde fue recibido por el pueblo
con mucha fiesta. Pocos días después, Roma "estaba
totalmente llena de obras" como escribía Coluccio
Salutati. Pero más que a la restauración de las
cosas materiales el santo pontífice se preocupó por
la reconstrucción espiritual de la Iglesia,
promoviendo la unidad entre los cristianos, que
pareció llevarse a cabo con la unión de la Iglesia
griega a la latina en 1369. |
Infortunadamente la pacificación de los ánimos en
los Estados pontificios duró poco, y el 7 de abril
de 1370 Urbano V dejaba nuevamente a Roma para
regresar a Aviñón, a pesar de las súplicas y las
exhortaciones de muchos, entre otros de Santa
Brígida que lo alcanzó en cercanías del lago de
Bolsena, y le predijo que moriría muy pronto si
regresaba a Aviñón. En efecto, murió el 19 de
Diciembre de ese mismo año. Esta nueva decisión,
debida a situaciones particulares históricas, no
empaña los grandes méritos de su pontificado, que
duró ocho años, al que se le atribuye una eficaz
reforma de las costumbres y un incremento particular
de la doctrina cristiana y de los estudios en
general. |
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